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Los textos del Salamandra
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Mar Ene 09, 2007 23:31    Asunto: Los textos del Salamandra Responder citando

Como una devolución del favor que me haceis grabando el Salamandra para que yo lo pueda escuchar cuando me de la gana en mi mp3, abro este hilo para ir poniendo algunos de los textos que transcribo, también cuando me da la gana, de las cosillas que hace Faraco con sus amigos. No pretendo ser exhaustivo, pero sí compartir con vosotros las que más me gustan.

Para empezar, una de mis favoritas

"Me llamo Marcos, pero siempre he querido ser Cristóbal. Vamos, no me refiero a llamarme Cristóbal. Cristóbal es mi amigo. Iba a decir "el mejor", pero diré que es el único. Gabriela es mi mujer. Ella me quiere mucho y se acuesta con Cristóbal. Él, Cristóbal, es inteligente, seguro de sí mismo y un gran bailarín. También monta a caballo y cocina para las mujeres. Luego se las almuerza. Yo díra que Gabriela es su plato favorito. Algún desprevenido podrá pensar que mi mujer me traiciona; nada más lejos. Siempre he querido ser Cristóbal pero no vivo cruzado de brazos. Ensayo no ser Marcos: ensayo mis clases de baile y repaso mis manuales de cocina. Sé bien que mi mujer me adora. Y es tanta su adoración que la pobre se acuesta con él, con el hombre que yo quisera ser. Entre los brazos de Cristóbal mi Gabriela me aguarda desde hace años con los brazos abiertos. Y las piernas. A mi me colma de gozo tanta paciencia. Ojalá mi esmero esté a la altura de sus esperanzas y algún día, muy pronto, nos llegue el momento. Ese momento de amor inquebrantable que ella tanto ha preparado engañando a Cristóbal, acostumbrándose a su cuerpo, a su carácter y sus gustos, para estar lo más cómoda y feliz posible cuando yo sea como él y lo dejemos solo."
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vosa



Registrado: 23 Oct 2003
Mensajes: 232

MensajePublicado: Mie Ene 10, 2007 19:48    Asunto: Responder citando

Je, qué cachondo.
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adualuc



Registrado: 10 Dic 2003
Mensajes: 86

MensajePublicado: Mie Ene 10, 2007 23:51    Asunto: Responder citando

Mola !

No dejes de transcribir, cuando quieras y te apetezca.
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Mie Ene 10, 2007 23:56    Asunto: Venga, va.... Responder citando

Como veo que esto se anima, ahí va otra píldora

"Fuera del tiempo.

Fuera del tiempo tienes muchas cosas que ver pero ninguna que hacer. Puedes verte, a los nueve años, con la naricilla pegada a la ventanilla del autobús que te lleva por caminos que nunca habías visto. O a los noventa, en un continuo vaivén de mecedora: run, ran, run, ran, run, ran...

Fuera del tiempo es cuando tienes más tiempo para todo. Tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac. Es el momento del tac tic tac tic tac tic tic tic. Puedes pasarte el viaje sintiendo solamente el olor de la canela o escuchar una canción que nunca se acaba. ¿Te gusta estar conmigo fuera del tiempo? Es aquí, o ahí, donde te das cuenta de que el tiempo no es más que un sucedáneo de la vida. Abre las manos. Cógelo y déjalo correr.

Hace mucho tiempo, cuando todavía no se había descubierto que el tic iba después del tac y el tac después del tic, nadie se preocupaba de llegar a la hora. Bastaba con decir: "Te espero en ese tac" o "Ven a verme cuando cruces el tic". En aquel entonces a la Tierra no se le había pasado por la cabeza la idea de dar vueltas. Los hombres entonces se dividían en dos: los que vivían en el lado tic y los que dormían en el lado tac, es decir, el lado iluminado por el sol y el lado iluminado por la luna. Los primeros conocedores del tiempo fueron aquellos que vivían cerca de la frontera que había entre el tic y el tac. Les gustaba pasar de un lado a otro dependiendo de lo que tuvieran que hacer. Si querían tostarse al sol, pasaban a tic y, si se cansaban y querían dormirse, pasaban entonces a tac. A aquellos hombres tan viajeros y ocupados se les llamó "péndulos". Para saber cuantas veces un péndulo había estado en la región de tic o en la de tac, un hacendoso hojalatero inventó el primer reloj de la historia. Cada viaje de ida y vuelta se contaba como un "segundo", por ser la segunda vez que se cruzaba la frontera entre el tic y el tac. Cada vez que el hojalatero hacía sesenta segundos, los metía en unas diminutas cajitas que por su tamaño pasaron a llamarse "minutos" o "diminutos". Estos minutos los almacenaba en cajas de sesenta unidades y les tenía tanto aprecio como al oro. Por eso los bautizaron como "oros". Aunque, para diferenciarlos del metal, se les cambió después por el nombre de "horas". Tantas y tantas cajas de tiempo acumularon los péndulos en las fronteras del día y la noche, quiero decir del tic y el tac, que la Tierra empezó a inclinarse por el lado que más pesaba, el lado del tic. Y luego por el lado del tac. Y de la oscilación comenzó el movimiento. Y del movimiento, la rotación. Y fue entonces cuando todo el mundo, sin saberlo, pasó a cruzar el tic y el tac sin moverse del sitio, es decir, todo el mundo se convirtió en un viajero constante del tiempo, que, a partir de entonces, empezó a hacer tic y después tac y otra vez tic y otra vez tac tic tac tic tac tic tac...

Si quieres pasar del tac a donde quieras, vente fuera del tiempo. Es ahí donde te das cuenta que el tic tac de un reloj no es más que un sucedáneo de la vida"
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Jue Ene 11, 2007 22:59    Asunto: Responder citando

"Por uno de los caminos que cruzan el arrozal, un hombre camina lentamente bajo la lluvia. Ahora, cuando pasa junto a él un transeúnte apresurado, le pregunta: "¿Por qué no caminas más aprisa?" y el hombre contesta: "También llueve delante"."
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Hydra
Invitado





MensajePublicado: Jue Ene 11, 2007 23:47    Asunto: ¡Buena idea! Responder citando

Muchas gracias por estas perlas, Ironp.
A ver si el resto también nos vamos animando y colaboramos con las transcripciones. ¡Saludos!
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Vie Ene 12, 2007 21:55    Asunto: Responder citando

"Lo bueno de ser oyente de Radio 3 es esa sensación de ser diferente, aunque en realidad seas uno más. Todo por Radio 3"
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Vie Ene 12, 2007 22:32    Asunto: Responder citando

"La ventana del panadero

Siempre que veo un rosquillo me acuerdo de la ventana del panadero. Se llamaba Lisardo y fue uno de los grandes protagonistas del cuento de mi infancia. Él mismo, físicamente, parecía el personaje de un cuento de los hermanos Grimm: alto, fuerte hasta la obesidad, con el pelo ensortijado y un bigotón entre rubio y rojizo que se levantaba en las puntas paralelo a la sonrisa que siempre iluminaba su cara. ¡Ay! el señor Lisardo, el mejor panadero de nuestro pueblo. Yo iba todos los días a verle. Dicho de otro modo, o sea, erróneamente, podría aceptarse que yo iba a diario a comprar mis rosquillos para el recreo. Pero la verdad es que yo iba a verle a él, a escuchar su voz de tenor flotando entre el aroma del horno y la leña, o a ver centellear sus ojos cuando tenía la suerte de que hubiera salido a sacar unas bandejas al escaparate o a ayudar a Melisa a despachar. Melisa era una chica gordita y muy rubia que había detrás del mostrador y que siempre se estaba riendo. Melisa era hija del señor Lisardo, hija única creo. A mi lo que más me intrigaba era de qué podría reirse. Un misterio. Como aquel otro del cuadro que había colgado de la pared y en el que desde que aprendí a leer no entendí por qué habían escrito en letras de molde: "Hoy no fía, mañana sí". Es que me faltaba el sujeto, ese desconfiado vanidoso que no solo no se fiaba, si no que además había llegado a convencer al señor Lisardo para que colgara el aviso en su bonita panadería, siempre aromática, siempre calentita. Un día, aquel día inolvidable de un invierno en el que no paró de llover, el señor Lisardo salió de hornear con su gorrito blanco y se dispuso a despacharme en vista de que Melisa no acertaba a parar de reírse. Esa vez sí supe de qué se reía. Se reía de mí. Bueno, de mis botas de goma. Al parecer estaban cambiadas de pie y eso tenía gracia, ya ves tú qué simple. El caso es que, para que yo no me ofuscara, el señor Lisardo cogió un rosquillo y me dijo: "¿Nunca has mirado por la ventana del panadero?" "No señor" "Y ¿te gustaría?" "Sí señor". Aquel mago de la masa, la harina y la manteca me colocó con mucha ceremonia el pequeño rosquillo frente a mi ojo derecho y, aproximándomelo muy lentamente, me preguntó: "¿Qué ves?. ¿Ves ya a la princesa de tu vida?". Yo, por más embobado que me sentía, no alcanzaba a ver más que planos superpuestos y borrosos del mostrador, Melisa carcajeándose y el panadero, en cuclillas, frente a mi. Estaba bizqueando cuando el mago volvió a hablar. Y ahora su voz sonaba lejana y hueca, como si estuviera viviendo en mi estómago en vez de en su panadería: "Tienes que cerrar un ojo para ver a través de la ventana del panadero. No, ese no, el otro. Muy bien. Ahí aparece, ¿la ves?, la princesa de tu vida, la que tú salvarás de peligros y dragones, la que montarás en tu caballo blanco. ¿Ves el caballo?" "Si" "¿Y ves el camino del castillo de cristal?" "Si". Aquella era una ventana maravillosa y mágica que a mi me hubiera gustado conservar toda la vida para asomarme en tantos y tantos ratos de mirar perdido y ensoñado. ¡Ay! pero cuando dos horas después salimos al recreo y ví a mis compañero zampándose sus bollos y bocadillos, yo no pude resistir la tentación y me comí la ventana del panadero con todos sus dragones y princesas y su azúcar por encima y sus anises crujientes... Y es que ya se sabe, a todos los príncipes azules se nos conquista fácilmente por el estómago."
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adualuc



Registrado: 10 Dic 2003
Mensajes: 86

MensajePublicado: Vie Ene 12, 2007 22:53    Asunto: Gente... diferente Responder citando

"No me gusta la gente diferente. Me gusta la gente que es diferente y no lo sabe"
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adualuc



Registrado: 10 Dic 2003
Mensajes: 86

MensajePublicado: Dom Ene 14, 2007 17:08    Asunto: Te voy a regalar un tambor Responder citando

"Tú nunca tienes tiempo ni para ti ni para nadie. Eres uno de esos miles de insectos que se creen humanos por cambiar de canal pero no saben cambiar de vida.Te voy a regalar un tambor, para que aprendas a marcarte el ritmo, el ritmo de tu vida, para que puedas babear con los ojos cerrados y sin interrupciones de la publicidad no encubierta. Toca mi amor. Toca. Que quiero tenerte a mi lado y abrazarte como si en el universo no hubiera más tiempo que el de tu sonrisa de caracol en celo".
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Ironp
Invitado





MensajePublicado: Dom Ene 14, 2007 23:50    Asunto: El hombre de mi vida Responder citando

Gracias, adualuc, por tu ayuda. ¡¡A ver si conseguimos una buena recopilación!!

"Me había quedado dormida. Algo sonó muy lejos, como si alguien desconocido le estuviera clavando una lanza a una pequeña cierva. Abrí los ojos sobresaltada. Era un teléfono. Un teléfono rojo y azul a dos palmos de mi sien derecha. Mi teléfono. Moví el brazo como si estuviera narcotizada y lo cogí. Se me escapó entre los dedos dormidos, dio dos vueltas de campana en plan olímpico y se estrelló contra la alfombra. Tengo el vicio de imaginar constantemente. Por un instante vi al sultán Harum-al-Raschid vestido de azul, con un gran turbante rojo tumbado en mi alfombra mágica. Entonces, cuando iba a salir volando hacia Samarkanda, sonó una voz aguda y desagradable:

- ¿Sara?...¡Sara!...¿Estás ahí?

Cogí al sultán y me lo acerqué a la oreja

- Sara, soy Jorge... ¿Te has quedado muda?

Era Jorge, mi última conquista. Un cretino con los ojitos azules y un hoyito en la barbilla. Iba a contestarle cuando apareció el hombre de mi vida. En las películas estas cosas suelen ocurrir con cierto teatro y bastante ruido, según el presupuesto del director de efectos especiales y la imaginación del guionista. Los hay que descienden por la chimenea como Papá Noël. Yo no tengo chimenea. Otros entran por la ventana montados en una moto y llenándote la alfombra de cristales como lentejas. Considerando que vivo en un décimo, como no entrase Superman o un limpiacristales suicida, lo tenía difícil. El mío salió de debajo de la cama. Di un grito de película: AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

-¡Sara! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ¿Qué ha sido eso? ¡Sara! ¿Me oy..

Colgué el teléfono. El hombre de mi vida me guiñó un ojo y me dejó ver una pistola blanca y negra que hizo aparición en escena asomando por la cama, como un muñeco de guiñol. Volví a abrir la boca, pero esta vez no sonó ningún grito. Creo que me puse bizca. Debió ser entonces cuando se me soltó el broche del sujetador.

- Me llamo Bond, Santi Bond
- Encantada
- Me he permitido utilizar los bajos de tu cama....
- Llámame Sara
- Como quieras, Sara. Oye, ¿el cretino del teléfono era algo tuyo?
- Era..... Jorge, mi..... cretino de compañía
- ¿Sabes, Sara? Cuando duermes, las sombras de tus pestañas parecen hojas de una palmera
- ...Eso se lo dirás a todas, bonito
- Bonito, no. Bond, en singular
- Y, la pistola, ¿es de agua?
- Casi, de aire comprimido

El hombre de mi vida apretó el gatillo con una sensualidad que me dieron ganas de comerle el dedo. Y la pistolita hizo "pufff", como un pedito. Luego, sacando la punta de la lengua, como hacen los niños cuando dibujan, lanzó el juguete a la papelera que tengo junto al ordenador. Cayó a dos palmos. santi sonrió y me cogió de la barbilla mientras me desnudaba con los ojos. Unos ojos negros, como los míos, con pestañas de hoja de palmera, como las mías. Puede que te parezca una tontería, pero hay veces en la vida en que las explicaciones sobran."
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Ironp



Registrado: 15 Ene 2007
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MensajePublicado: Lun Ene 15, 2007 21:56    Asunto: Responder citando

"Un antiquísimo provervio indio dice así: "El paraguas es tuyo, pero la lluvia es de todo el mundo""
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Qué puede hacer el nómada que con una flor se adentra en el desierto...
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Ironp



Registrado: 15 Ene 2007
Mensajes: 47

MensajePublicado: Mar Ene 16, 2007 22:05    Asunto: Responder citando

"La ventana de Paula

Siempre que paso por delante de su casa la veo en la ventana, inmóvil, como una santa en su vitrina. Al principio creí que era una moza enamorada, la novia de un marinero. Luego, al año de verla allí, con sus ojos negros y misteriosos y su toquilla gris, me dio por pensar que era una embrujadora. En fin, ya me iba yo haciendo mayor y una tarde que volvía de recoger las ovejas, me paré un rato delante de la ventana para ver si la Paula era la Paula o era una muñeca de madera. Y ella, de ver que yo la miraba fijo, como un hombre, bajó los ojos y se le encarnaron las mejillas. No era de madera. Esa noche, cuando llegué a casa le pregunté a mi madre: "Madre, ¿por qué no se mueve la Paula?". Y mi madre me explicó que, de niña, la hechizaron, y se quedó allí para siempre. Luego, durmiendo, soñé que perdía una oveja y soñé también con la Paula, de niña, que estaba en la ventana, jugando con la madeja gris de lana y se le apareció una voz del cielo que le decía: "Paula, ¿me escuchas? Soy San Paulino. Si te vas de la ventana, déjame un litro de vino""

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Ironp



Registrado: 15 Ene 2007
Mensajes: 47

MensajePublicado: Jue Ene 18, 2007 19:35    Asunto: Cuñas Responder citando

"La Salamandra. Una historia de amor sin decir la palabra justa"
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Ironp



Registrado: 15 Ene 2007
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MensajePublicado: Vie Ene 19, 2007 21:17    Asunto: La ventana de los senos Responder citando

"La ventana de los senos

De cerca no quería enseñarlos pero, como soy tan insistente, le propuse que me los enseñase desde la alta ventana, en la noche, cuando yo, que vivía enfrente, me asomara para despedirme. ¡Qué miedo a que se arrepintiese!. Con que mirase al ángel que sostenía su pila de agua bendita estaba desecha la promesa.

Con esas dudas llegó la hora pacífica que estaba llena de oídos en la gran inquietud de los dos. Ella conocía el rincón en donde solo yo podía verla, ese rincón tantas noches secretamente compartido. Encendió la luz de su alcoba. Al fondo aparecía la cama extendida, blanca, limpia... ¿Se asomará y me saludará como el que no recuerda el compromiso y cerrará las maderas de los postigos irremediablemente, o será valiente? Se necesita decisión y valentía para hacer lo convenido. Y arrogancia, esa femenina arrogancia que descubre con desdén su orgullo al admirador escondido. En los gestos que hacía y en su lentitud y en su apariencia de estar obligada se veía que estaba decidida, que iba a mostrarse. ¡que sacrificio!. Si no hubiesen estado los cristales por medio, si me hubiese podido oír, le habría gritado "¡no, no lo hagas!", pero ya iba arrastrada a sacrificarme sus senos. Cerró la puerta del fondo con cerrojo, se fue quitando alfileres, ¡qué delicado espectáculo!. Parecía que se los acababa de poner entre bastidores para podérselos quitar, así de sencilla y parsimoniosamente. Ya podía haber entreabierto un poco su blusa pero no, preservaba el gesto para realizar, en un solo momento, la aparición y la desaparición. Estaba junto a la luz, pero había poca luz. Por fin, miró hacia donde yo estaba sin clavar en donde me suponía agazapado una de sus largas miradas de siempre, sino una mirada breve y despectiva, como si no me quisiera. Y abriendo su blusa y bajando al mismo tiempo su camisa, me enseñó sus senos. Dramáticamente, como la mujer que en la tragedia declama: "Mátame. Mátame, clávame ahí el puñal que me amenaza". Pero la visión acabó demasiado pronto. Siempre hubiera sido demasiado pronto. Para asomarse a unos senos, para reconocerlos, para recordarlos, hay que pasar muchas noches sobre ellos. No vi nada y vi sin embargo un seno entregado, ni grande ni pequeño, pero digno para representar los senos en unos amores de toda la vida.

A la mañana siguiente salió llorando al balcón y se vio que había estado llorando toda la noche. Llegó hasta el momento valiente, serena, temeraria, pero al entrar en la oscuridad se sintió robada, vejada y utilizada ya. Dios mío, ¡cómo no oí toda la noche la lluvia de su llanto sobre los cristales de mi ventana!"

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